miércoles, 14 de julio de 2010

SEMBLANZA DEL POETA VENEZOLANO JUAN ANTONIO PÉREZ BONALDE

Mireya M. Vásquez Tortolero

Nace en Caracas el 30 de enero de 1846. Fue el noveno hijo de Juan Antonio Pérez Bonalde y Gregoria Pereyra

En 1861, La violencia política obligó a sus padres a trasladarse a Puerto Rico donde pasó su infancia. Tuvo una muy buena educación; se dedica al estudio de la música, el dibujo y las lenguas extranjeras. En esa isla, su padre funda un colegio en donde el futuro poeta, de quince años se desempeña como profesor. En 1864, tras la calma del país, la familia Pérez Pereyra regresa a Caracas y planifican otro colegio, semejante al de Puerto Rico, pero la muerte repentina del padre, aborta el proyecto.

Tras volver a Venezuela, en plena juventud, junto con Nicanor Bolet Peraza, fundó periódicos de oposición al gobierno del General Guzmán Blanco. Entre 1864 y 1870 Pérez Bonalde vive en Caracas, trabaja en lo que puede y se dedica a escribir en contra del Gobierno. Guzmán Blanco se siente aludido por las críticas periodísticas del joven escritor y comienza a perseguirlo. También entre 1867 y 1870 publica sus primeros poemas. Pero, el joven poeta se ve obligado a exiliarse del país en el año de 1870. El eterno viajero y desterrado. Mientras viaja, piensa, sueña, crea.

Durante su exilio se trasladó a Nueva York. Trabajó como agente vendedor de la firma comercial Lanman y Kemp-Barclay y Cia. productora de perfumes, lo que lo llevó a viajar por muchas partes del mundo. Durante el destierro estudió inglés, alemán, francés, italiano, portugués, sueco y holandés, y se convierte en un gran políglota y traductor de poesías, y principalmente de las obras de Heine y de Poe.

EN 1879, se casa con Amanda Schoonmaker; del matrimonio nace una niña a quien bautizaron con el nombre de Flor. En esta niña concentra el poeta todo su amor y sus alegrías. Pero la muerte prematura de su hija, produjo en el poeta un intenso dolor. La niña fallece en 1883. De esta trágica circunstancia brota de Pérez Bonalde uno de sus poemas más sentidos: la elegía titulada FLOR.

Su vida errante, sus lecturas y su infelicidad crean en el Bardo un gran escepticismo. Después de la muerte de su hija, no vuelve a publicar libros de su propia autoría; se concentra en las traducciones. Trata de escapar de la realidad, pero no a través de la literatura sino del alcohol y de las drogas, lo que lleva a que su salud se resquebraje

En 1889, regresa definitivamente a Venezuela. El gobierno de Andueza Palacios le ofrece un cargo diplomático. El poeta accede y viaja a Amberes, pero se siente tan enfermo que se regresa desde Curazao. En vano intenta buscar su salud. Se va a las aguas termales de San Juan de los Morros y luego a la Guaira, pero nada se puede hacer ya; una hemiplejia agrava su situación. El 4 de octubre de 1892 fallece en La Guaira. Once años después, sus restos son trasladados a Caracas y reposan en el Panteón Nacional.


Obra Literaria

Su obra literaria está representada por dos poemarios Estrofas de 1877 y Ritmos de 1880.Sus traducciones más importantes son: El Cancionero del alemán Henrique Heine (1885) y El Cuervo del norteamericano Edgar Allan Poe (1887).

En sus obras originales se reúnen poemas escritos en diversos lugares. Su poesía está cargada de un gran sentido romántico, no sólo por las enseñanzas de la Escuela del Romanticismo, sino por su vida tan cargada de avatares y que de una u otra forma va plasmando en sus poemas.

Tres de sus poemas lo llevan a la inmortalidad, por la grandeza de su inspiración y por el matiz con que su pluma expone sus vivencias:

Vuelta a la Patria (1876) con su doble motivación, por una lado la alegría por la llegada a su querida tierra, y por otra parte, el dolor por la muerte de su amada madre, hacen de este poema el de mayor importancia entre todos los escritos en el exilio.

“¡Caracas allí está; sus techos rojos,

su blanca torre, sus azules lomas

y sus bandas de tímidas palomas

hacen nublar de lágrimas mis ojos!

Caracas allí está; vedla tendida

a las faldas del Ávila empinado,

odalisca rendida

a los pies del sultán enamorado…

………………………………………………..

¡Apura, apura postillón! Agita

el látigo inclemente!

¡Al hogar, al hogar! Que ya palpita

por él mi corazón… mas, no –¡detente!

¡Oh infinita aflicción! Oh desgraciado

de mí, que en mi soñar hube olvidado

que ya no tengo hogar…”

El Poema del Niágara (1880), considerado por José Martí como la obra maestra de Pérez Bonalde, es un canto a la Naturaleza. Escrito bajo la inspiración de las grandes cataratas. Sin embargo, el poeta va más allá: el río, el torrente, la catarata misma le hacen imaginar la presencia de un Genio a quien quiere interrogar acerca de los misterios de la vida y de la muerte, sus grandes inquietudes. Pero no encuentra la respuesta, sólo el eco le responde dándole a entender que no hay nada más allá y su incertidumbre ante este tema se mantiene.

“… ---Dime, Genio terrible del torrente,

¿adónde vas al trasponer la valla

del hondo precipicio,

tras la ruda batalla

de la atracción, la roca y la corriente?...

¿adónde va el mortal cuando la frente

triunfadora del vicio,

yergue, al bajar a la mundana escoria

en pos de amor y venturanza y gloria?...

Flor (1883) Es una elegía escrita bajo el terrible impacto que le produce la muerte de su hija Flor. En el Poema del Niágara se pregunta acerca de los misterios del ser; aquí se enfrenta a Dios al no comprender cómo pudo quitarle la vida a un ángel que aún comenzaba a vivir. Su dolor es máximo y por eso se enfrenta al Señor interrogándolo por su cruel designio.

“¡Señor! ¿existes? ¿Es cierto que eres

consuelo y premio de los que gimen,

que en tu justicia tan sólo hieres

al seno impuro y al torvo crimen?

Responde entonces: ¿por qué la heriste?

¿cuál fue la mancha de su inocencia

Cuál fue la culpa de su alma triste?

¡Señor! ¡Respóndeme en la conciencia!”



Como traductor

Como se dijo al comienzo, desde muy joven se dedica a estudiar idiomas, esto le permitió conocer mucho de la literatura extranjera; se hace políglota y esto lo ayuda cuando ya no escribe. El conocimiento perfecto del alemán le permite hacer una de las mejores traducciones del Cancionero de Heine en 1885. Su ritmo y musicalidad de los versos lo comparan al colombiano José Asunción Silva y al nicaragüense Rubén Darío, quienes posteriormente serán figuras importantes del Modernismo Hispanoamericano. Igualmente en 1887 traduce El Cuervo de Edgar Allan Poe, con magistral ritmo, que mantiene la atmósfera de misterio que el poeta Poe asienta en su obra.



La obra literaria de Juan Antonio Pérez Bonalde se pasea entre el Romanticismo, escuela que estaba en auge cuando él nació y el Modernismo. El ambiente en que se mueve el poeta es, romántico, sus viajes por Europa lo acercan a los grandes literatos; conoce la obra de Espronceda, Bécquer, El Duque de Rivas, Henrique Heine, Edgar Allan Poe, etc. Del Romanticismo está su sentimiento, la libertad, la emoción y todas ellas ligadas a su experiencia de vida. Oyendo la llamada de las nuevas tendencias, llega a ser un precursor de lo que será el Modernismo. El poeta se evade en el espacio, en el tiempo; el mundo sensorial, hasta entonces delimitado, parcializado, conquistará su unidad; los metros, las formas, las palabras se llevarán hasta sus máximas posibilidades de armonía.


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