miércoles, 27 de julio de 2011

La Temporalidad y Estructura narrativa en "chicle de menta" de José Balza


CHICLE DE MENTA

(Cuento de José Balza) (1962)

Tomó por la calle más larga: aún había tiempo. La neblina del crepúsculo y la aparición de las casas –como sólo ocurre al final del año escolar—a través de las hojas transparentes confirmaron su alegría. Atardecer de junio, cristal verde en el parque. En el viejo teatro de Catia sería el acto; su madre se opuso a que él marchara anticipadamente, pero nada logró retenerlo en casa. Ya está tan cerca que quisiera devolverse y recomenzar la caminata. Frente al cine, algunos muchachos de la escuela, de otros cursos. Él pasa sin verlos y de pronto regresa y se instala cerca de la puerta.

Aparecen algunas niñas acompañadas por hermanos y madres. Inesperadamente una sombra violeta desciende del autobús que acaba de estacionar: vienen monjas y alumnas invitadas. Algo, el viento tal vez, borra los árboles y los cuerpos de lienzos morados lo rodean, impregnan el espacio de sonidos y risas frágiles. Una fila de niñas se abre entre las religiosas; él olvida la presencia de los otros compañeros y las observa entrar al cine, repartirse en las butacas. Algunas estudiantes siguen solas, hacia el escenario, allá desaparecen en la penumbra.

Giovanni mira de nuevo hacia la calle: el sol enrojecido por la niebla lo deslumbra. Siente que ha quedado ciego por un instante: no hay nada delante ni tras de sí. Introduce la mano en el bolsillo e inclina el rostro: aún no viene su madre, y casi es la hora. La confusa imagen de las muchachas rodeadas por los hábitos oscuros lo inquieta. ¿Quién es?.

Ahora sí comienzan a aparecer alumnos de su propio grado, pero no quiere hablar con ellos. Es el final de la primaria; Giovanni irá al Liceo: tiene otro cuerpo y otra manera de ser. Esa alegría es incompartible, dudosa y ajena al mismo tiempo. Él no sabe: ¿Comprendes, Luis Alberto, lo que quiero hacerte pensar? Tú me has relatado esa experiencia –tu primera interrupción del amor--, y yo invento a Giovanni, para trasladarla al futuro, para que creas que habrás de vivirla: y en verdad, había ocurrido.

La madre de Giovanni llega retrasada; ya el muchacho de doce años ha visto los juegos de títeres y escuchó los poemas recitados por niños muy pequeños. Viene el momento en que actuarán las alumnas invitadas por su Colegio; poco antes dos monjas han subido a los cuartos que están detrás del telón. Desde luego, Giovanni permanece en primera fila, exactamente donde su madre no podría hallarlo. El telón rojo vibra y una monja –dulce, realmente sagrada al surgir de esos colores fuertes-- anuncia esta vez: “Un vals de Tchaikovsky, por alumnas del 2º año”.

Tú puedes confrontar, Luis Alberto, la fidelidad entre la historia contada por ti y lo que estoy diciendo. Nada se ha alterado, sabes que nada cambiaré. Eres la única persona que puede trastocar algún detalle: pero hazlo en seguida; cuando haya escrito tu propia narración, quedaremos fuera de ella, no podremos hacer contacto con su circulación interna.

Lo importante es que tanto tú como Giovanni sabían que Alicia estaba ya en el cine, tras el escenario. No lo sabías realmente: porque no lograste recordar su cara mientras estabas parado cerca de la entrada y porque aún la memoria carecía de elementos concretos con los cuales operar. Pero tú mismo has dicho que encegueciste cuando ella hubo pasado; te equivocaste al decir: “¿Quién es?” y no “¿Quiénes son?” (las monjas, las alumnas). Ya la habías discriminado. Yo diría que la intensa claridad del parque, la neblina y el sol de la tarde también anticipan para ti la presencia de Alicia. ¿Te ríes?.

El telón se corre y la escena en sombra violeta. Giovanni cree que se va a fastidiar con ese número: se voltea, buscando a su madre. Cuando vuelve a mirar al escenario, ya la música está sonando; es la pieza de Tchaikovsky que tú has nombrado, Luis Alberto. Giovanni nunca había escuchado música similar: no la olvidará. Ahora hay luz rosa o azul. Los cuerpos de las bailarinas se pierden entre los árboles de un jardín; en él Giovanni reconoce el parque por donde pasara antes. Después ingresa la solista; luz dorada, sonoridad de ls arpas. Y esa muchacha es Alicia; blanca, feliz, ella baila. Parece sonreír, pero en verdad no lo hace: sólo muerde, nerviosa, un trocito de chicle. La felicidad de Giovanni hace conexiones entre la muchacha, la música y la sencillez del chicle. De pronto entiende las tres cosas. Una nueva emoción está en él.

¿Ves como alcanzo a seguir fielmente la línea de tu historia?. Puedo contarla, Luis Alberto: puedo trasladarte al futuro o al pasado: poseo el lenguaje. Pero no sigamos narrando, sólo quiero que observes, no la imagen de Alicia ni a Giovanni –tu doble--, sino a la estructura lírica con la cual los he rodeado: el parque, la música, el cambio de edad. Porque no me interesa escribir el relato de ese amor, Luis Alberto,; quiero aprehender su atmósfera, los signos que lo anunciaban para la realidad y para el recuerdo.


LA TEMPORALIDAD Y ESTRUCTURA NARRATIVA EN “CHICLE

DE MENTA” DE JOSÉ BALZA

José Balza como narrador tiene su propio estilo. En palabras del mismo autor y la práctica de sus “Ejercicios Narrativos”, así lo demuestran. En una cita de Armando Navarro (1990) el escritor dice:

Los cuentos de un autor representan las constantes de su pensamiento; pero cada texto guarda tales matices que siempre debe parecer escrito por un hombre distinto. (“Teoría y práctica del cuento”. En: Papel Literario de El Nacional. Caracas, 06/09/87).


Balza utiliza la literatura como medio para el conocimiento del individuo y la realidad que la circunda. A través de ella, se propone concebir de otra manera los objetos y los fenómenos que conforman el universo. La Instrospección es una de las formas que utilizará este escritor para desarrollar.


El profesor Armando Navarro (1997) afirma que la introspección es indagar en el fenómeno, analizar su esquema representacional y descifrarlo a partir de la manera como dicho fenómeno se revela en la conciencia (156). Esto es logrado por el narrador a través de su mundo interior.


La narrativa balziana muestra la instropección como el fluir espontáneo de la conciencia: un hablante que cuenta la historia a un oyente y el monólogo interior de aquel que narra o imagina que lo está haciendo. ( Navarro, 1997:157)


Por ello para este narrador, la literatura se vuelve un proceso de conocimiento; y de ahí que sus “ejercicios narrativos” registren continuamente el encuentro entre la conciencia y el mundo.


En esta oportunidad, vamos a analizar el ejercicio narrativo titulado “Chicle de Menta” en el libro de relatos La mujer de espaldas (1990). El relato se inicia en pasado, con un narrador en tercera persona. Comienza con una frase descriptiva para ubicar al lector en el desarrollo de la trama:



Tomó por la calle más larga: aún había tiempo. La neblina del crepúsculo y la aparición de las casas –como sólo ocurre al final del año escolar—a través de las hojas transparentes, confirmaron su alegría. (27)


El narrador intercala dentro del hilo narrativo, situaciones descriptivas que ayudan a conocer la historia del personaje que él crea. Presenta la historia en forma fragmentada donde el tiempo (presente) se detiene para introducir situaciones y reflexiones del personaje, y donde se entremezclan el narrador, el personaje creado por él (Giovanni) y Luis Alberto, quien ha contado la historia al narrador.


Tú puedes confrontar Luis Alberto la fidelidad entre la historia contada por ti y lo que estoy diciendo (…) cuando haya escrito tu propia narración, quedaremos fuera de ella, no podremos hacer contacto con su circulación interna (28)


El narrador, a través de sus reflexiones, maneja el tiempo y el espacio, creando una atmósfera simbólica de color y belleza. Lo que al principio es tenue, entre penumbras, luego se ilumina y clarifica. La neblina del crepúsculo, atardecer de junio, cristal verde, en ese parque, el sol enrojecido por la niebla lo deslumbra. Ahora hay luz rosa o azul. Los cuerpos de las bailarinas se pierden entre los árboles del jardín. (28)


En este cuento, al igual que en la mayoría de sus ejercicios narrativos, no hay diálogo, los personajes no hablan entre sí. Es el narrador quien habla, quien reflexiona; es él quien mediante el monólogo da a conocer las sensaciones del personaje.


Lo importante es que tanto tú como Giovanni sabían que Alicia estaba ya en el cine, tras el escenario. No lo sabías realmente (…) porque aún la memoria carecía de elementos concretos con los cuales operar, (…) te equivocaste al decir ¿Quién es? Y no ¿Quiénes son? (…) la neblina y el sol de la tarde también anticipaban para ti la presencia de Alicia. ¿Te ríes? (28)


Hemos hecho un breve análisis donde podemos ver cómo el tiempo se detiene, el pasado se hace presente para incorporar elementos sorpresivos, donde se mezclan los acontecimientos y la atmósfera psicológica se eleva como elemento importante de la escritura.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Balza, J. (1990) “Chicle de Menta” En: La Mujer de Espaldas. Caracas: Monte Ávila Editores.

Navarro, A. (1990) “El ejercicio como cuento” En: Berrizbeitia, J. Balza Narrador. Caracas: Ediciones Octubre.

Navarro A. (1997) “Claves para entender un cuerpo textual” En: Navarro, A. (comp). José Balza: La escritura como ejercicio de la inteligencia. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades y Educación. Comisión de Estudios de Postgrado.

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