domingo, 23 de enero de 2011

EL MODERNISMO


El espacio social en que se desenvuelve el mundo de las letras hispanoamericanas a finales del siglo XIX, está signado por un acelerado proceso de transformación interna de las sociedades. Este proceso, que se conoce en los estudios histórico-sociales como «modernización», puede situarse cronológicamente en los últimos decenios del XIX y comienzos del XX. En esos años se produce un desplazamiento del sector más tradicional de la oligarquía, se da un crecimiento acelerado de las ciudades capitales -con paralelo estancamiento de las provincias- y el afianzamiento de una nueva burguesía que buscaba controlar tanto el mundo de los negocios como el de la política. En general, en América Latina este proceso implica un reajuste de su modo de inserción al sistema económico mundial y a los grandes países industrializados.

En este marco socio-económico-cultural, surge y se desarrolla el movimiento literario que se conoce como modernismo hispanoamericano. Hay consenso entre los historiadores, tanto de la vida económica, política y social como de la literatura, para establecer que este período se ubica aproximadamente entre 1880 y el segundo decenio del siglo XX. El cierre de este período se puede situar con más precisión en los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Considerado este período histórico en su conjunto, se puede establecer que es aquí cuando se desarrolla en el mundo de las letras hispanoamericanas lo que se conoce como el movimiento modernista en su expresión más plena y progresiva. El modernismo literario, por consiguiente, habría que verlo como un movimiento estético-ideológico que se articula al proceso de incorporación de América Latina al sistema de la civilización industrial de Occidente, al capitalismo.

El Modernismo es un movimiento literario encabezado por Rubén Darío y cuyo inicial es la publicación del poemario Azul, la obra más representativa de esta época, publicado en 1888. Desde su perspectiva, el término adquiere un sentido agresivamente polémico y positivo, sentido que termina imponiéndose al imponerse sus ideas, que buscaban rescatar una dimensión universal-cosmopolita del arte, articulándolo a las condiciones del mundo moderno y poniéndolo en diálogo con las expresiones que se consideraban más actuales de la cultura europea. Este movimiento se caracterizó por su voluntad de independencia creadora y la configuración de un mundo refinado, que en la literatura se concreta en innovaciones lingüísticas, especialmente rítmicas y en una sensibilidad abierta a diversas culturas, particularmente las exóticas. Es esencialmente poético, aunque también se da en prosa. Su producción hace más énfasis en la problemática del mismo arte (el arte por el arte), que en las preocupaciones filosóficas y sociales. Sus temas evocan ambientes suntuosos, épocas históricas idealizadas, particularmente la de las cortes francesas del los Luises, y países lejanos como Japón y China. Lo importante para los Modernistas es la forma; el lenguaje es la materia prima de la creación literaria.

El Modernismo abarca dos etapas. La primera llamada preciosista o torre de marfil, en la que tuvo expresión un arte de evasión, con ambientes y símbolos exóticos. La segunda es la cosmovisión, porque se enfrentan los problemas políticos y sociales del Nuevo Mundo, pero a la vez se recrea el pasado de la América precolombina.

Características del Modernismo

1. Énfasis en la forma: En sus inicios, el Modernismo fue muy recargado y estuvo dominado por los temas exóticos e indigenistas, pero con el tiempo se fue haciendo más depurado y alcanzó expresiones de gran purismo lírico. Este énfasis alcanza un matiz simbolista, pues emplea la forma para trasmitir sensaciones e imágenes simbólicas de la realidad

2. Búsqueda de la sensibilidad refinada y exquisita: Los autores buscaban la belleza, que según los modernistas se consigue a través de imágenes muy plásticas, de una adjetivación donde predomina el color y los matices relacionados con los cinco sentidos del cuerpo, de la musicalidad mediante el abuso de la aliteración y los ritmos más marcados y la utilización de la sinestesia (influencia del simbolismo)

3. Deseo de renovaciones temáticas: Se da una renovación de los recursos expresivos, supresión de vocablos gastados por el uso; inclusión de vocablos musicales y de uso poco frecuente; simplificación de la sintaxis; aprovechamiento de las imágenes sensoriales.

4. Uso de símbolo y mitos (cisne, pavo real, flor de liz, Venus, Orfeo, Afrodita, etc) El color azul y el cisne se destacan como favoritos de los modernistas. El azul simboliza la libertad y el cisne representa la actitud aristocratizante.

5. Innovaciones estéticas y métricas: Muestran tanto una fidelidad a las grandes estrofas clásicas como el gusto por ensayar variaciones sobre estos moldes métricos (vuelven a utilizar versos medievales como el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo), enriquecen el soneto con nuevas variantes y ensayan nuevos tipos de estrofas y versos.

6. Exotismo y juego de la fantasía: Más que todo el autor tiene un rechazo a la realidad cotidiana. Por eso el escritor trata de huir en el tiempo (con lo que canta a épocas pasadas que considera más esplendorosas que las contemporáneas a él.) o huir en el espacio (los poemas se desarrollan en lugares exóticos).

Precursores e iniciadores

  • José Enrique Rodó (1871-1917), uruguayo, fue el ideólogo del modernismo en su prólogo (1899) a Prosas profanas de Rubén Darío y en otros ensayos de estética, como Ariel (1900).
  • Manuel González de Prada (1848-1918), polémico ensayista político-social peruano y defensor de los indios, fue también poeta innovador y preciosista en Minúsculas (1901) y Exóticas (1911).
  • Salvador Díaz Mirón (1853-1928), político y poeta mexicano, pasó de un optimismo romántico a un tono sombrío y una búsqueda de perfección formal en Lascas (1901).
  • Manuel Gutiérrez Nájera (1859-95), mexicano, muestra en sus versos y en sus cuentos riqueza melódica y plástica y una honda preocupación por la brevedad de la vida.

Los grandes poetas modernistas

  • Rubén Darío (1867-1916) es la mayor figura modernista.
  • José Martí, gran prosista en su Diario, escribió varios libros de poesía: Ismaelillo (1882), Versos libres (1882), Versos sencillos (1891). A veces con tono visionario a lo Whitman a veces en verso libre y con expresión sencilla, canta a la naturaleza y al hombre con imágenes de gran originalidad.
  • Amado Nervo (1870-1919), mexicano, evoluciona desde el panteísmo al sentimentalismo, con el amor como tema fundamental.
  • Leopoldo Lugones (1874-1938), argentino, anticipa en Lunario sentimental (1909) el humorismo y las metáforas surrealistas. En obras posteriores canta en versos descriptivos la vida campesina.
  • Julio Herrera y Reising (1875-1910), uruguayo, crea con un humorismo muy personal unos paisajes barrocos, idealizados y grotescos en Las pascuas del tiempo (1900) o Clepsidras (1910).



LISTA DE REFERENCIAS

El Modernismo Hispanoamericano.

Disponible:http://www.scribd.com/doc/2557272/Modernismo-hispanoamericano. Consulta: 20 de enero de 2011

El Modernismo Hispanoamericano. Disponible: http://www.hiru.com/literatura/el-modernismo-hispanoamericano. Consulta 20 de enero de 2011.

Montaldo, Graciela y Nelson Osorio Tejeda (1995) “El Modernismo en Hispanoamérica”. Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina (DELAL). Tomo II. Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte Avila Editores Latinoamericana.

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