viernes, 16 de abril de 2010

CONFLUENCIAS ENTRE EL ENSAYO Y LA NOVELA





¿Es posible encontrar dentro de la novela elementos propios del ensayo?.
Esta es una pregunta que muchas veces nos hemos planteado frente a diversas novelas. Ahora se nos presenta la oportunidad de poder disertar un poco acerca de ella. Comenzaremos por dar una definición de lo que es ensayo. Diremos que es una composición en prosa, generalmente breve y de naturaleza interpretativa, donde el autor en forma original expone, desde el punto de vista personal y en forma artística, los resultados de sus observaciones, pareceres o pensamientos propios, acerca de un tema de interés. Tiene por finalidad dar a conocer el punto de vista personal del escritor, aunque su intención no sea el didactismo, en el fondo siempre deja una enseñanza, pues permite que el lector amplíe sus conocimientos sobre un tema determinado.

Con respecto a la novela diremos que es un relato de cierta extensión, escrito en prosa y con una estructura que tiene continuidad temporal. En ella hay un argumento, unos personajes, una localización y un tema; en este último se puede reflejar el punto de vista del autor. La novela tiene por finalidad entretener al lector.

En la novela existe un narrador, que en algunos casos, emite su opinión sobre un asunto determinado. Según el punto de vista que se utilice, el narrador es el autor que toma posición ante lo tratado, por lo tanto, se está incorporando a la novela uno de los elementos primordiales del ensayo.
En Venezuela, existe un buen número de escritores que incorporan a sus novelas elementos del ensayo. Entre ellos tenemos a Fermín Toro (1807-1865), quien fue uno de los grandes pensadores de nuestro país. Su novela Los Mártires (1842) es un vivo ejemplo de lo que queremos plantear en esta disertación.

Fermín Toro fue uno de los más prominentes escritores del siglo XIX. Su vida transcurre entre la política, la historia y la literatura. Toro cultiva alternativamente todos los caminos de la literatura romántica, menos el teatro. De él se conocen textos poéticos, artículos de costumbres, cuentos, una novela breve y varios artículos ensayísticos. Dentro de este último trabaja temas históricos, políticos, económicos, filosóficos y críticos.

Toro es un romántico que vive plenamente la situación del país. Se involucra en la política de Venezuela desde 1831. Actúa como parlamentario desde 1832. Simpatiza con el partido Liberal, sin embargo, en algunos momentos también lo hace con el Conservador. Esto nos lleva a pensar que trató de ir por los caminos más justos de la política nacional, pero no fue un político sino un gran pensador.

En 1837 aparece el relato La Viuda de Corinto y en 1839 El solitario de las Catacumbas, ambos con el seudónimo de Emiro Kastor. En este último año, también publica dos artículos costumbristas titulados Costumbres de Barullópolis. Ya en ellos hay preocupación por parte de este escritor por los problemas sociales.
En ese mismo año (1839), es enviado a Londres para trabajar como secretario del Dr. Alejo Fortique, en la Delegación Venezolana de Inglaterra. La estadía en esta ciudad lo marcará para toda su vida. Allí pudo vivir los problemas de carácter social que eran tan frecuentes durante ese período en la isla Británica: la vida mísera del pobre y la vida opulenta del rico. La explotación a los obreros en las fábricas, y muchas cosas más. Pensaba radicarse en la capital inglesa por un año, pero por diversas razones, tuvo que demorar su estadía por dos años más. Para esta época, Toro posee un bagaje cultural bien amplio, unas ideas claras y progresistas ante los fenómenos sociales y políticos, en auge, tanto en Europa como en América. Había tenido la oportunidad de estudiar y prepararse para ejercer cargos importantes en su país. Entre 1831 y 1839, actúa como parlamentario y profesor, además de ser uno de los redactores del Correo de Caracas. También, para ese momento, ya había escrito los artículos ensayísticos: “Los estudios filosóficos en Venezuela (1838) y Europa y América (1839)

FERMÍN TORO Y SU NOVELA LOS MÁRTIRES

Ya de vuelta en Venezuela, en el año 1842, escribe Los Mártires, novela netamente romántica, ambientada en la ciudad de Londres. En ella mostrará sus vivencias de los años vividos en esa ciudad.

La trama que presenta Toro en la novela es el idilio entre una muchacha pobre y un joven que muere lejos de ella luchando por sobrevivir a la miseria de Irlanda sometida al Imperio Británico. La problemática social e industrial de la Inglaterra del siglo XIX es material histórico para la maraña que se teje en la novela. Las referencias que hace al periódico londinense “Morning Chronicle” con citas reales reflejan las vivencias del escritor. Igualmente la precisión de detalles en calles y plazas londinenses nos ubica en los caminos de esa gran urbe, al igual que las referencias a los barrios y casas más míseras de la ciudad.

Aunque la finalidad de Los Mártires no es sólo la de denunciar, en ella se reflejan las ideas socialistas de Fermín Toro. La obra está escrita en primera persona, “Buscaba yo en la más lóbrega e inmunda, la más pobre y humilde casa que puede habitar un ser sensible” (Toro, F. 1966,13) Esto permite que a través del narrador se den a conocer las opiniones personales del autor.

Los personajes, ambiente y expresiones literarias en general muestran la tendencia romántica de Fermín Toro. Nos atrevemos a decir que si analizáramos profundamente esta novela, bien podríamos estar ante una de las novelas más representativas del Romanticismo. Ya desde el título Los Mártires evocamos este movimiento. ¿Quiénes son los mártires? pues el pueblo londinense, minado de miseria, explotado por los más adinerados. Los obreros de las fábricas sufren los maltratos de los jefes. La familia Tom forma parte de ese grupo. Una familia sin recursos económicos, que sólo los sostiene su dignidad. La manera como se desenvuelven los personajes, las situaciones que viven, como se comportan, reflejan las ideas propias del Romanticismo. Cada uno de ellos sufre en lo más profundo de su ser, son personajes con el auténtico “carácter romántico”; las mujeres: Emma y Teresa están como formadas para el sufrimiento. Sus almas están preparadas para ellos. Lo mismo podríamos decir de Eduardo y de Carlos, el narrador. Los antagonistas, Héctor Mac-Donald y su familia.

El ambiente también es típicamente romántico. La trama se desarrolla en Londres, una ciudad lúgubre, oscura, demasiado invernal. La miseria que rodea a los personajes lleva al lector a sentir una gran tristeza durante todo el desarrollo de la trama. Las ideas religiosas también están presentes como elemento romántico. Hay una gran dualidad: por una parte se nos presenta la fe como símbolo de esperanza. El creer en Dios, el esperar de Él la salida a una mejor vida, lleva a los personajes centrales a sentir que vale la pena sufrir; pero, frente a la desgracia constante, la esperanza va muriendo. Frente al dolor y la muerte ya no queda nada por qué vivir. Vemos, entonces, presencia de la duda religiosa, propia de los románticos.

También en el lenguaje hay expresiones muy propias del romanticismo. A veces en ellas encontramos presagios destructores: “Eduardo a alguna distancia parecía beber a largos tragos una copa envenenada”. “Me pareció que tenía un abismo a mis pies y sentí en mi corazón aquel frío tal que precede a la caída, muy más desgarrador y rechinante que la aguda hoja de un puñal” “El hombre es como ave a quien asesta el cazador; canta hasta el momento de caer...”.

Junto a la trágica trama idílica (Los amores de Emma y Eduardo) que se presenta en la obra, está el planteamiento de la injusticia cometida por una organización social dispuesta al enriquecimiento de la minoría, gracias a la explotación de la mayoría obrera. La familia Tom, cuya historia es el eje central de la novela, es el modelo de calamidades y desgracias que el autor toma para exponer sus ideas. A través de esta familia, Toro revela el desajuste social y económico que impera en la sociedad inglesa, en los comienzos del auge industrial y donde se revela la diferencia de clases: la poderosa económicamente, en manos de quien están las empresas, y la pobre, que se encuentra en la más mísera condición de vida.

El dolor se reproduce constantemente. La lectura de la novela deja una amarga huella de desaliento. Al compenetrarse con el sufrimiento de los personajes, el lector siente estar frente a una auténtica y representativa obra romántica. Si ciertamente no está ambientada en Venezuela, ni en Hispanoamérica, no se le puede quitar el valor que como obra posee. Si la comparamos con cualquier obra romántica de Hispanoamérica vemos que tiene tono trágico, hay intervención directa del autor, el ambiente es lúgubre y sepulcral, hay proyección religiosa y gran carga de subjetividad.

Lo más importante en esta novela es la denuncia social, no usual dentro de las obras literarias en Hispanoamérica y mucho menos en Venezuela. En esta novela están presentes las ideas socialistas avanzadas y reformistas de Fermín Toro, quien tuvo mucho contacto con los socialistas utópicos. Ya en sus artículos ensayísticos anteriores dejó ver su preocupación por las injusticias sociales. Sus ideas socialistas (utópicas) llevan a pensar que hubo en él una gran preocupación por lograr la justicia social en Venezuela. No hay antes de él novelista alguno que se preocupara por valorar e incluir este tema en la narrativa venezolana. También podemos ver en Los Mártires una gran carga de reflexiones de índole moral, social, religiosa y política. La denuncia de la destrucción del hombre pobre, de las clases desposeídas, por el poder y la injusticia de las clases sociales altas.

En definitiva, podemos afirmar que en la novela Los Mártires, no sólo vamos a encontrar elementos propios de las obras narrativas románticas, sino que además se presenta el sentir del autor. La novela es denuncia de la injusticia social imperante en la época en esa isla europea, y que se puede extender a nuestro país.

Por lo anteriormente planteado es posible deducir que sí se pueden incorporar elementos ensayísticos en la novela. En el caso analizado, el narrador nos da la posibilidad de conocer la forma de pensar del autor. En otras obras literarias se puede presentar sólo a través del tema que se maneje, como sucede con las de Rómulo Gallegos, en donde también se puede hablar de esta incorporación, pues es harto conocida la posición de este escritor frente a diversos temas, y como son desarrollados a cabalidad en sus novelas.

Toro, F. (1966) Los Mártires. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Centro de Estudios Literarios.

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